Cerré los ojos, escuche la pausa en la música y sonreí, cuando dijo su nombre y reconocí la voz, (cada que la escucho sonrió para mis adentros y dejo que ese maravilloso escalofrió recorra mi cuerpo), lo salude como siempre y a la vez tan diferente…
Su voz sonaba profunda, suave… parecía estar hablando con cualquier persona, pero yo sabía tan bien como él… que no era igual… pero eso era algo que solo los dos sabíamos (los dos y las paredes de una habitación y la ropa que quedo tirada en el piso).
Llevábamos meses hablando y siempre el trato simple, serio, muy profesional… hablábamos de los pendientes y pocas veces la plática se desviaba… mi mente solía divagar con lo la ropa que llevaría puesta, o lo que haría al salir, si seria atrevido o apasionado, en la forma de sus labios… (pero jamás pregunte nada y en mi eso es raro) pero aun cuando moría por hacerlo… me había convencido que era prudenten evitarlo…
Y un día paso… no sé cómo, pero pasó, las palabras serias se volvieron más atractivas, más seductoras (y con eso basto para despertar a mi fiera interna).
Sin más me decidí a sorprenderlo, sin decirle nada, sin planearlo… espere la hora de salida, recargada en mi auto (estacionado estratégicamente para que no pudiera mover el suyo) bajo las escaleras con una mochila en el brazo, serio, pensativo absorto en su mente, llego a la puerta de su auto y de pronto me noto, se acerco caminando lentamente, abrió los labios para decir algo… y en eso me reconoció… su rostro serio curvo una deliciosa sonrisa en los labios y se acerco a saludarme.
Las oficinas estaban vacías, las cámaras apagadas, mis intenciones claras y el deseo más despierto que nunca… los besos se fueron intensificando, las caricias más profundas, la ropa comenzó a estorbar , una mesa sirvió para el preámbulo y el sillón que se hallaba a unos pasos… el cómplice perfecto.
Bese su cuerpo, recorrí cada espacio, cada lugar… me perdí en sus labios, sentí su espalda curvarse y probé el sabor de su piel… Disfrute de todo lo que su cuerpo podría ofrecerme y permití que tomara de mi cuanto él quisiera…
… La música ceso de nuevo, su voz tan sensual como siempre me regreso del mundo de los recuerdos…
-¿Estas ahí?_ la pregunta salió de sus labios tan suavemente que me tomo desprevenida
-Sí, aquí estoy_ conteste… la plática continua el curso serio que solía llevar, cada palabra dicha para incitar al otro, para hacer la espera más tortuosa y el encuentro más delicioso…
...mientras escuchaba su voz, mis manos escribían en el celular…
"Te espero… esta noche, mi oficina”
"Ele"