Sacré et pensée mystique

Sacré et pensée mystique

viernes, 14 de mayo de 2010

Un tango

Supongo que decir que no espere con ansias que el momento llegará seria mentir de una manera enorme e inexplicable.

 Sin embargo, el momento llego, lo tengo a nada a centímetros o a segundos y aun así me detengo; yo, que suelo pensar en mi como alguien que está más allá de esas ridiculeces, pero la verdad es que a veces aun cuando está implícito o das por hecho que lo está, el último segundo te demuestra que no siempre se sabe que se desea o se pretende que no se sabe.

Como un sensual tango, que se baila de manera en la que pareciesen dos amantes luchando por tener el control, así me siento, queriendo avanzar y tomar terreno y al mismo tiempo atrapada por esta fuerza que lo rodea, que por segundos me hace retroceder pero siempre me invita a avanzar hacia él, cautelosa pero segura de hacerlo.

A veces las noches se ven invadidas por su presencia, por su persona tal cual es, por su aroma que se queda en mi piel, después de ese suave contacto, a veces me despierto de golpe, deseando que al abrir los ojos este ahí acariciando mi piel con la mirada, a través de la silueta que se marca en las sabanas; o tan solo mirarlo descansar a mi lado, para susurrarle al oído deseos por cumplir con él, para llevar a cabo en el momento en que sus labios formen una sutil sonrisa y me acerque a su cuerpo.

Otras noches quisiera entrar en su habitación de puntillas, dejar un beso en sus labios y darme la vuelta para irme, que despierte y sin decir nada me abrace por la espalda, me acerque de golpe a su cuerpo y así y sin mas deshaga mi cuerpo a besos… a caricias… o más. O solo mirarlo, quedarme viendo esa imagen que merece ser observada con detenimiento y por un largo rato.

Aun ahora si tener la certeza entera de todo, se que pasar una noche a su lado seria agotadora pero sumamente placentera, que tocar su cuerpo casi debe sentirse como entender maravillas que parecían indescifrables, el tiempo no bastaría para estar así, envueltos en caricias y abrazados el uno al otro.

Pero la pregunta me invade, será que entre tanto divagar, debes en cuando  
¿piensa lo mismo de mi?

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